Mis pasos se alzan como el aleteo de una mariposa en el monte.
Las preocupaciones de las personas se franquean como una puerta rasgada que impide el remonte.
Mi vida es una noria interminable que culmina en súplicas de salvación.
Mi vida es un campo santo, tan solitario, tan negro, marcado por el dolor.
El amanecer se torna oscuro,
La noche se torna mi orgullo.
Los cuervos son los únicos capaces de entenderme;
La muerte, la única apta para entretenerme.
Mis pasos se olvidan en un eco vacío
Que duele, pincha incesante como espinas hasta producir en mi ser hastío.
El rocío de la mañana,
Mis lágrimas caen con desgana.
El arcoíris brillante,
Mis palabras hilarantes.
Las flores fragantes
Como los lirios de mi funeral, elegantes.
Susurran en el viento un adiós final,
Envolviendo el alma en su canto fatal.