En la vasta bóveda del cielo,
donde las estrellas murmuran secretos,
dos almas viajan, buscando el eco,
del juramento eterno que un día prometieron.
Fidelidad que cruzó los siglos,
más fuerte que el tiempo, más pura que la miel.
En sus miradas, un pacto divino,
compromiso eterno, sin sombra ni adiós.
El amor los guía, como luz serena,
tejiendo caminos en el firmamento.
No hay distancia ni pena que duela,
cuando el alma habla, todo es encuentro.
Allí, en el cielo, donde todo es calma,
se abrazan las almas, un destino cumplido.
Un susurro eterno vibra en sus almas:
\"Te amo por siempre, jamás perdido.\"
G3