caballo negro

LABIOS AMANTES

De la densa niebla en aquel frío atardecer

broto aquella mano de largos y suaves dedos

que toco mi hombro y me hizo estremecer.

Me quede inmóvil por un par de segundos

y en ese instante sentí unos sensuales labios

susurrando a mí oído con un cálido aliento;

te amo tanto que te daré la muerte

como el regalo más grande que pueda darte,

porque sólo en ella son inmortales los amantes.

y lo último que sentí, fue el acero traspasando mi carne

y solo pude exhalar un último suspiro por esos labios amantes.