En el rincón del amor
de tu morada,
en su cálido corredor,
tú, mi amada,
y yo, tu amado,
con un wiskis
entre las manos,
blindados de te amos
y fecundos diálogos,
entusiasmados,
brindamos.
La química de ambos
desbordada
en un viernes por la noche,
en el sofá de rattan,
aderezaban el encuentro sensual,
cocinado a fuego lento.
El brioso momento
eludia protocolos
y le abría las puertas
al desahogo.
El verbo y las risas,
el silencio y las miradas,
delataban la complicidad
de la noche,
al son de románticos boleros.
Sentimientos sublimes,
éxtasis desmedido,
roces de pieles ardientes
y desenfrenados cuerpos,
honraban a Eros