Tú ni te imaginas cuánto me atormenta
el silencio denso que todo lo llena,
la sombra, tus pasos que siempre resuena,
y esta espera absurda que nunca se enfrenta.
No te lo imaginas.
Tu ni te imaginas la voz que no calla,
que grita tu nombre en noches perdidas,
ni el peso cruel de horas dormidas,
ni el dolor que arrastra mi alma que estalla.
No te lo imaginas.
Tú ni te imaginas cuánto te soñaba,
cuando en mis inviernos el frío mordía,
y entre las cenizas de lo que quería,
un rayo de luz tu rostro formaba.
No te lo imaginas.
Y mientras me ignoras, la vida me envuelve,
como un río sin cauce que pierde su esencia,
un eco sin dueño, la pura incoherencia,
un sueño que en sombras se deshace y muere.
No te lo imaginas…
JUSTO ALDÚ
Panameño
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