jesus alberto porras

La espera

 

Entre nublados pensamientos,
mi alma se aferra a ti.

Sin sosiego en este desierto, te busco: ¿dónde estás, dónde te encuentro?

Obscuras son los días de nublados atardeceres.

El viento acaricia mi ser, ¿dónde te encuentras, amado?

Ven pronto, que me desespero por ti.

Eres el lucero de la mañana que alumbra mi ser.

Mi vida es tuya y mis dones también;

¿cuál ofrenda entrego, mi ser?

Tus misericordias son nuevas en este desierto.

Mis manos están extendidas.

Entre los nublados pensamientos, nunca te has marchado.

El frío del desierto no disipa tu fuego que abriga.

Cobija, me has dado todo el tiempo.

Cual niño desamparado, me diste abrigo.

Es una tormenta que nubla mis sentidos.

No me dejes sin paz ni abrigo.