Espero que algún día calmes el hambre de tu corazón,
encuentres eso que tanto anhelabas encontrar,
y que nunca sea yo.
Nunca volveré a buscarte,
decir tu nombre o pasar por tu casa.
Estás prohibido en mi pensamiento,
atado a mis más profundas tristezas.
Hasta nunca, flaco.
No pudimos estar juntos en el ayer,
no somos parte del hoy,
y nunca habrá un mañana.
Tomaré la forma que tenga que tomar
para nunca volver a caber en tus manos.
Qué pena que ya no me conoces,
que no veas la mujer en la que me convertiré.
Qué pena lo que pudo ser,
pero nunca volverá a suceder.