No te quiero ahora para entrar al invernadero
y comentar este nuevo llamado al exterior.
No es necesario hacer algo público
en tal dimensión de curvaturas.
Todo se cuelga expuesto
en campanas húmedas y membranosas,
como sobre tu cabeza se abriera una boca,
discutiendo en un depósito de rancios favores y cumplidos.
La próxima palabra estaría equivocada
si la niego dentro de esta plática, esta determinación.
Adéntrate a través de voces desorganizadas,
entes amarillistas, sofocados de orgullo.
Redescubre lo que alguna vez fue luz.
La colisión empieza abriendo los sentidos
de ojo a garganta, la curvatura está viva.
Una recta curva toma forma de una línea predilecta
¡que todas las visiones del mundo podrían dimensionar!
y dar mayor profundidad a lo que alguna vez fue luz.
Cortinas restrictivas dramatizan la conversación,
como sobre tu cabeza se abriera una boca,
pone llave a cada cosa que te sea afín.
Una pantalla de fresco odio se deja ver,
al chasquido metálico de campanas líquidas,
di tu peor verdad y mejor mentira:
es el brote educativo presionando mi puño a mi edad,
es la gangrena atada hacia el perro,
es un error criado y envuelto en simpatía.
Como desconocen tu omisión
da la espalda y habla de un síntoma universal.
Mira a tu más oscura articulación,
reintégrate a como acostumbras,
sucumbiendo sin mucha armonía.
Como comprenden el fin de tu cordura
encuentra una última dimensión
y termina con la conversación.
Conocimiento sinérgico,
uniformidad global,
y en un nuevo día,
redescubre lo que alguna vez fue luz,
Pasión,
Miedo.