La idea me golpea de repente,
como un pájaro contra el vidrio: nadie me piensa.
Existo en un vacío, un universo de una sola estrella apagada.
Nadie guarda la imagen de mi rostro en su memoria,
ni mi nombre resuena en susurros internos.
Ninguna acción me invoca,
ningún plan me incluye.
Soy una isla a la deriva,
invisible a los mapas del deseo.
Y en esta noche oscura del alma,
donde la soledad es un abismo
que se abre bajo mis pies,
me pierdo en la inmensidad
de mi propio silencio.
(inspirado sobre un poema de Alejandra Pizarnik)