La mesa de siempre,
porque soy predecible,
un libro presente,
porque se me hace increíble.
Sencillez desmedida,
mide esa salida,
tal vez aburrida,
aunque para mí; eso es vida.
Tantas sonrisas me han marcado,
ahí, en mi rincón amado,
unas desaparecieron,
otras tal vez ni existieron,
igualmente las guardo…
entre trago y trago.
Qué se marche el insolente sol,
me esperan la pluma y el desvelo,
aún con cierto esplendor,
con toda la ilusión y el anhelo,
mi sombra en rededor,
luz cayendo en vilo,
me encontré yo con mi destino.