Oh, Musa
A tu llegada, los lugares enmudecen
a tu pisada en templo se convierten
las reverencias, cantos y ofrendas
se funden en la gran nota
que nunca se agota
Oh, Musa
Levantas la niebla y en tu sol amanecen
los testigos silentes, prendidos emergen
de dulzura, armonía y sosiego
Erguidos en dichosa plenitud
florece de ti su virtud
Oh Musa,
Si tu llegada no siempre acontece
uno se agita y la vida aborrece
Mas cuando el claro asoma
en tu frescura perfumada de brío
la espera cae olvidada en su olvido
y la confianza, anida en tu nido