José Luis Barrientos León

Te espero.

 

Espero por ti,

en la orilla del océano,

contemplando la caída del día,

su agonía vestida de matices seductores,

envuelta en un aire melancólico y somnoliento.

 

Sí, es como estar a la espera de la vida,

de la risa y el canto, de la bondad y la paciencia,

o cómo ser testigo de la libertad,

expresada en la gentileza de los ojos,

o a la espera del latido,

que abraza las ondulaciones del mar,

en la arena húmeda,

donde te presiento y te espero.

 

Te espero,

en el consentimiento total de mi pensamiento,

en la inagotable comprensión de la ternura,

y la incomparable conmoción de amar juntos,

acostados sobre la arena empapada por la entrega,

viviendo antes del pensamiento,

absorto en tus ojos de mar y cielo.