Está noche los recuerdos me invaden. Empiezo a sollozar, y con cada lágrima que cae, se escapa una parte mi. Maldita melancolía que en recuerdos habitas, ¿por qué mi calma te llevarías?. Acaso está melancolía sería el fin de mi vida; la que recuerdo con gozo y felicidad. Momentos que un su presente fueron tenues, cómo aquellas lloviznas por las que corría sin saber a dónde pararía. Este es el fin de mi mente, mi psique mata mi cordura y con ella se lleva mi cuerpo que yace inerte. Que de punzadas en el pecho me mataron, que palabras bonitas recordaron, que de poesías vivía y la vida escribía. Seria su recuerdo aquel amor que ahora yace muerto. Conmigo se va la gaveta de mi calma, en la muerte los recuerdos ocupan mi nada. Ahora la muerte consigna un sentido, el tormento y un olvido. Y para aquellos que no entienden mi fin. Un amor se convirtió en mi martir, mi principio y mi fin.