El sol murmura entre las hojas,
susurros dorados de un tiempo cálido.
Las olas cantan historias antiguas,
bordando espuma en la arena ardiente.
En el aire flota el aroma a sal,
y las risas se pierden en el horizonte.
Cada tarde se tiñe de fuego,
pintando memorias en cielos fugaces.
Las cigarras entonan su canto eterno,
mientras la brisa danza en los campos.
El verano es un pacto con la vida,
un instante suspendido en el tiempo.
Las estrellas despiertan en la noche cálida,
guiando sueños bajo su manto plateado.
Es la caricia del sol en la piel,
el susurro infinito del mar abierto,
y la promesa de días que arden,
dejando huellas en el alma.
El verano es un eco vibrante,
un latido que nunca se apaga.
En cada rayo, en cada ola,
vive eterno su fuego y calma.