Y lo que más temía se volvió realidad,
mi alma tembló al abrirse ante ti,
y ahora, entre mis manos,
descansa mi corazón, roto,
como un cristal que nunca debí soltar.
Ya no hay “te amos” que me envuelvan,
ni esas charlas largas
que encendían estrellas en mi pecho.
Se han apagado las risas
que tus respuestas traían,
y el eco de nuestras llamadas nocturnas
se ha vuelto un susurro lejano,
un recuerdo que lastima la piel.
Las diez cartas que escribí
con los latidos de mi alma
se quedarán sin dueño,
olvidadas en la penumbra de una caja de recuerdos,
llorando las palabras
que nunca te atreverás a leer.
Y lo más extraño, lo más cruel,
es que sigo aquí,
atada al filo de este amor
que sangra en silencio.
Sigo mirándote con ojos llenos de ti,
mientras los tuyos han vuelto a buscarlo a él.
Soy capaz de desangrarme por ti,
de entregarme al abismo
donde tú ya no estás.
Porque aunque todo ha cambiado,
yo sigo siendo la misma:
la que te ama
aunque se pierda en el intento.
lyzzie.