Brillo perfecto que cae sobre su cuerpo,
que alumbrando va dando calidez a su mirar.
Deslumbrando bajo el sol, con sus ojos entreabiertos,
reluciendo, se achican en la vigilia del beso.
Observando con delicadeza, la sutileza de cada encuentro,
de besos compartidos que perduran en el tiempo.
Inquietos que al encontrarse, siempre buscan más besos.
Profundos, de labios ardiendo.
De sentimientos que provienen desde adentro,
llenos de deseo que no tiene calma, y que desean más.