Si la coincidencia hiciera algún milagro.
Si el agua y el aceite se hermanaran.
Si vos y yo pudieramos hablar en la comunidad de algún abrazo.
Quizá hubiera una esperanza y el pan
alcanzaría en la mesa de todos.
En esto, te digo, en esto no hay secretos.
Bastaría que extiendas esa mano que guardas al bolsillo
y comprendas que en ningún ataúd
caben tus bienes.
¡Sumemos al amor!
¡hay para todos!
y el campo nos regala sus cosechas.
Si al menos lo pensarás,
yo estaría dispuesto a concederte
que el gesto en tu actitud
trae esperanza.