La transparencia del instante
Mínimos instantes, tumultuosas sensaciones,
una resistencia que persiste frente al abismo del no-ser.
Como un eco constante, la humanidad demandante
me asalta en los santiamés de su angustia.
Aunque conozco el final del torbellino, no puedo evitarlo:
el tiempo apremia, como cuchilla sin tregua.
Erguido bajo el filo de los maltratos matutinos,
escapo a través de la imagen difusa
que me ofrece una ventana burda y asquerosa,
apenas aferrada a su transparencia.
En ese instante de pérdida, cuando la angustia
ha llenado cada rincón de mi ser,
una mano, fortuita o destinada, se posa sobre mí.
Me estremezco; algo profundo y frágil despierta,
un vestigio de calidez que no se explica.
Fue un segundo, un roce efímero,
cargado con la promesa de un día más.