Antero

FELIZ NAVIDAD Y UN PRÓSPERO AÑO NUEVO.

 

 

Te deseo lo que me deseo, y para los dos lo pido: 

 

Un armario lleno de amigos, una despensa repleta de BUENOS pensamientos. Un horizonte de luz y un futuro cierto; un porvenir mejor al soñado. Un árbol de Navidad con muchas bombillas de colores en el que cada una de ellas nos alumbre el camino de la solidaridad y la empatía. Que los Reyes Magos nos traigan el elixir que convierta la desidia en diligencia, el desinterés en apego. La cicatería en generosidad y la cordialidad que hagan desaparecer la antipatía, envidiosa hostilidad que todo lo incordia y emborrona. 

 

Paz, amor y salud, mucha salud, tanta, que nos permita durante mucho tiempo dar amor, cariño y amistad y podamos recibir lo mismo y, además, palabras y actos que nos hagan crecer, nos alienten a seguir la senda del amor sin fronteras y podamos dar las gracias por todo ello.

 

Y para poner fin a este año, unas palabras pretenciosas por osadas de querer ser semejanza de un poema y orgullosas de mirarse en sus rimas. 

Poemas y rimas, ¡ay, de tus versos/besos!, alimento para mis largas travesías en el desierto de lo inconcreto, sin los oasis de la sabiduría.

 

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De sueños y besos.

 

Y contigo aprendí a soñar de otra manera; había sueños de esperanza donde al horizonte nunca llegaba, siempre se alejaba a medida que me acercaba. Pero contigo descubrí que había otra forma de soñar, donde lo tangible era cómo acariciar tu imagen con la mirada. Cada gesto tuyo, en cada imagen que me regalabas, eran como puertas que se abrían, puertas que algunas veces, aún entornadas, me dejaban ver tu luz dorada. 

 

¡Qué distintos los de ahora a los de antaño!, cuando te buscaba sin saber que allí estabas. Sueños los de ahora, donde te veo asomada a ese horizonte que antes se me alejaba y que, cuando te miro, los tengo al alcance de las manos, tan cercanos a los besos que hasta puedo respirar con tus suspiros. Porque no hay beso que no te dé, que no sienta tus labios humedecidos por mis deseos de amor y cariño, de pasión y de ternura.  

 

Y es que contigo nacieron sueños nuevos, sueños de antaño, pero por completo renovados, con colores nuevos, con sabores distintos, donde las distancias no son más que caminos que me conducen a tu influencia. Y el horizonte, el que enmarca tu imagen idolatrada, lo tengo siempre a la mano, que es, como decir, al alcance de mis labios. 

 

Y es que un beso representa todo lo que el amor me enseña, todo un compendio de los mejores sentimientos, porque en verdad te beso. Como verdad será que se puede aprender a soñar. Verdad es que los sueños se pueden cambiar y verdad, cuando se hacen realidad en esa imagen, puerta del futuro y ventana de la esperanza, que son tus labios, los que contienen el calor de mis sueños y el color inconfundible de mi realidad soñada. 

 

FELIZ NAVIDAD Y UN PRÓSPERO AÑO NUEVO.