Black Lyon

Decidí abandonar a Dios.

Canto I 
Descenso al Infierno.

Caí como el Dragón hasta el Cocito; 
se me permitió admirar el Empíreo antes de caer;
¡era real: inefable y lleno de magnificencia!
De un potencia como jamás en eones pudieras cotejar.
Pero entre más caía más pequeña se hacía la luz.
Luz de luces; Dios de Dios. Todo un imperio de poder.

Ahora, por divina justicia, marcharé entre las gélidas tinieblas;
sentenciado -por mí mismo- a convivir con los enajenados;
los réprobos con el alma putrefacta; entes de tal maldad
que ni ellos mismos se soportan. 
Aquellos que por placer han olvidado
y que ahora se encuentran condenados.

Mi Cielo en el Infierno será esa eterna imagen de mi Creador,
Demiurgo que por amor me permitió seguir con vida incluso después de mi felonía.
Me ha permitido vagar por este sitio,
¡ea, pues!, mi Señor. Gracias por tu infinita misericordia.
No volveré a verte, pero siempre estarás en mi mente.