De niño la pisaba y no dolía,
Jugaba con ella,
me asombraba.
De joven, en la playa, me seguía,
y detrás de otra,
se enamoraba.
De mayor nunca supe donde estaba,
la verdad, es que ya
no me hacía gracia.
Y, ahora, de viejo, me pisa a mi,
lloro muchos días,
y no me asombra nada.