En la verde rama
del alto ciprés,
un jilguero canta
una y otra vez.
¿Qué dice el jilguero?
No logro entender
sus trinos alegres...
¡O tristes tal vez!
Dice un gorrioncillo,
que es pariente de él
y entiende su canto,
que es por frigidez.
Pobre pintacilgo
que me cantas fiel,
mi pecho está abierto,
¡duerme dentro de él!