¡Ay!, esa extenuación tuya por aguardar mi espera,
ese mutismo por no expresarme más tus cortejos,
ya no me buscas… ni me imploras… ¿que te ame
pretendes?, mujer, si los dos estamos anonadándonos,
sabe que en mi predilección no estás entre los remanentes,
¿tú eres quien tal vez ya no me buscas?, no lo asimilo,
sin duda no soy el centro de atención para las demás,
lo sé… ¿será que ya no me soportas?, el lazo
que nos une endeblemente puede romperse, dime, al menos por ahora,
¿no podremos ser ni amigos?, ¡ay!, mi alma solloza,
qué torpeza la mía, en vez de tus afectos conseguí
tus desdenes… te alejas de mí, ¿por qué así?,
¿en qué momento deje de ser fruición para ti?