Paulo Cristodero

BUNKER

Mi búnker no tiene

cemento ni acero;

no tiene escaleras 

ni entrada secreta;

invisible es la reja,

el aire encantado;

no hay luces ni sombras,

no hay huellas latentes.

Ambulan fantasmas,

emociones perdidas;

hay musas perennes que invitan al reto.

Es espacio inmune, 

soberano y majestuoso;

un intervalo de tiempo

cuya eternidad...

sería lo más insoportable

de la existencia humana.