Mi búnker no tiene
cemento ni acero;
no tiene escaleras
ni entrada secreta;
invisible es la reja,
el aire encantado;
no hay luces ni sombras,
no hay huellas latentes.
Ambulan fantasmas,
emociones perdidas;
hay musas perennes que invitan al reto.
Es espacio inmune,
soberano y majestuoso;
un intervalo de tiempo
cuya eternidad...
sería lo más insoportable
de la existencia humana.