Captamos las sucesivas palabras
Como un torrente impetuoso,
No pocas veces de aire tormentoso;
Muy apegadas a nuestras andanzas.
No sabemos si serán atinadas,
Adheridas a un uso voluptuoso,
O fieles a un lazo primoroso,
Por el ardor humano convocadas.
Notamos en demasía el sonido,
Azorados, incluso aturdidos,
Ajenos al verdadero sentido.
Al descuido, nos confunde la inercia,
Seguimos veloces con aire ufano,
Sin percibir la verdadera magia.