Navideño: Aliento de una Madre
Mis hijos, mis luceros, mi única fortuna
perdón si esta Navidad es solo nuestro abrigo
no poseo más que el canto de esta fiel luna
ni dulces, ni juguetes, ni un milagro conmigo.
La vida nos quitó tanto en este sendero
mas juntos resistimos la fría madrugada
el pan es escaso, pero mi amor entero
es fuego que no apaga tormenta desatada.
No tengo un árbol alto, ni luces encendidas
ni cajas que destilen promesas relucientes
pero les doy mis manos, mis fuerzas, mis heridas
que luchan día y noche por ser siempre valientes.
Sé que miran las calles, los niños que sonríen
y sienten la nostalgia de un tiempo más dorado
pero, aunque nos falten regalos que confíen
tenemos este hogar que no será olvidado.
Recuerden que el amor es el mayor presente
que el alma solidaria es la mayor riqueza
y que en sus corazones, tan puros y valientes
brilla la luz de Dios con toda su grandeza.
Algún día, mis niños, el cielo hará justicia
y en su mesa habrá flores, dulzura y abundancia
pero hoy, mientras luchamos con fe y sin malicia
nos une un fuerte lazo: la esperanza y constancia.
Abrácenme esta noche, mi regalo es su risa
mi consuelo, sus sueños que laten sin temor
y aunque la vida hiera, jamás pierdan la prisa
de amar, de ser humildes, de creer en el amor.