Pulvis es et in pulverem reverteris
Polvo eres y en polvo te convertirás (Genesis 3.19)
El ave trina entre sombras,
sobre la oscuridad que todo lo enmudece,
ajena a la mano que inevitable se debilita,
indiferente a la nada que blande la espada.
La garra de las sombras desgarra la luna,
enmudeciendo el aire que ineludible se extingue,
se evapora la lluvia sobre el indefectible mármol,
destrozando al hombre que vivía de sueños.
Moriré y conmigo sucumbe la estrella,
la medalla auto puesta del ego intolerable,
cerraré la boca y hablarán las sombras,
del último poniente sujeto a mis pupilas,
se silenciará la voz de los anhelos y el alba,
se vencerá el hombre y nacerá la ceniza,
sin miedo, sin frío,
sin metáforas, sin mitos.