Cuántas veces he querido olvidar
pero de mí mismo tuve miedo.
Miedo de ya no poder respirar
y que ya no haya de mí un simple regreso.
Nunca tuve el valor para borrar
las huellas que me llevaban al silencio.
Silencio que supe multiplicar
para que mi mundo sea solo un infierno.
Y estoy donde no quise estar
obediente de todos mis sentimientos.
Sentimientos que me supieron abandonar
y se fueron como se van las hojas con el viento.
Un espejo donde poderme mirar
desconsolado de saberme solo y más viejo.
Vejez que halla su calma al poder fumar
como si morir fuera un simple juego.
Solo un ayer que aún quiero arrastrar
que no me anime a dejarlo suelto.
Suelto para que un día de mí pudiera volar
y yo sin nada, me quedara tan solo muriendo...