Si ves sangre en los caminos, es mi sangre,
derramada de la herida aún abierta
por suponerme el mejor de los amantes,
resultando que era todo un ignorante,
y olvidando que el amor no es ciencia cierta.
Turbia es la sangre cual vino mal obrado,
pan reseco más con forma del buen pan,
gallardete por el viento abandonado
es la esencia de un creer mal educado
que aparece cuando es llama la verdad.
No he sabido, ni aprendido del querer,
a pesar de mis andanzas pasionales
y he pecado por la fe de mi creer
que era bueno en mis maneras de querer
arrastrando mis defectos naturales.
Todo es nuevo en una vida de comienza,
todo existe ante nosotros, pero oculto,
y debemos aprender de la conciencia
que el saber de mano va de la paciencia
y la vida con paciencia crea mundo.
En el cosmos del sentir y sus preceptos
hay que ser de los alumnos el más sabio,
hay que ser como ese osado bandolero
que sin miedo se hace esclavo en sentimientos
a sabiendas de cazar o ser cazado.
Yo no quise con la entrega requerida
por los dioses que rigen esta aventura,
me quedé con la apariencia más sencilla
ignorando que el amar compone rimas
de constante voluntad y de ardua lucha.