Mientras el sol se ponga, brillaras como lucero a plena luz del día , hasta que la luna llegue y tu cuerpo caiga en un profundo sueño, te cuidaré como a un gato reposando sobre mi hombro y te acompañaré en tus sueño, para defenderte de las malas pesadillas.
Pequeño oso de invierno, las pesadillas al parecer te lastiman mucho, no llores, lucharé por ti. No dejaré que la lluvia moje tus pies, ni que las lagrimas toquen tus mejillas.
Ahora que la noche es densa y la neblina esparce sus frías gotas de rocío sobre la inmensidad del mundo, se forja una personalidad fría y calculadora entre las pesadillas que invaden tus sueños, déjame cuidarte.
Te llevare al paraíso, donde no existe la frialdad y tampoco la oscuridad, los arcoiris brillan y los problemas desaparecen, las criaturas de la noche se vuelven mágicas, no perturban tu agonía y la alegría de tu corazón reaparece como el trinar de un ave en las mañanas.
Despierta paloma mía, la hora ha llegado, el resurgir de un nuevo día aparece a las orillas de la colina más alta. El sol brilla de nuevo y la luz ilumina tu rostro cual durazno rosado.
Déjame descifrar el camino por donde caminas, quiero cuidar de ti en este mundo, donde las sombras te persiguen cada día. Cuidaré tu alma, tu sonrisa, tu mirada y así cada una de las partes que acompañan tu ser.