Al alba invoco el instante de tus besos,
dulces, febriles, que alambican deseos,
alquimia sutil de una noche sin pausa
en frenesí que un anhelo encausa .
Vibro en los arrebatos de la llama,
ese meneo voraz de nuestros cuerpos
que vierte un néctar nacido del deseo
y promete amor más allá del tiempo.
Cautiva de tu sombra y de tus manos,
ansío el hechizo de tu regreso.
Átame al delirio de tu abrazo
y haz inmortal este instante perfecto,
hasta que caiga la última luz del cielo.