ZMRS

**~Novela Corta - La Mensajera~**

Novela Corta: La Mensajera 

Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez Sánchez

Seudónimo: EMYZAG

Comenzada: 9 - 12 (17-20) de diciembre de 2024…

Publicada: 20 de diciembre de 2024…

Terminada: 20 de diciembre de 2024…

Editada: 20 de diciembre de 2024…

Mi #47 de novelas cortas en el año 2024…

Mi #202 de novelas cortas hasta el año 2024…

7098 Palabras 10 Páginas



~ * ~Sinopsis:

~ * ~Hira es una joven pobre y es la mensajera entre dos enamorados llamados Raúl de la Soga y Susana del Hueco, pero, la mensajera se enamora de Raúl de la Soga y él también de Hira…




Sucesos:



  1. La vida que lleva Hira siendo la mensajera de amor entre ambos jóvenes…
  2. Es Raúl de la Soga quien le envía mensajes a Susana del Hueco a través de Hira…
  3. Susana del Hueco encerrada en su habitación llora amargamente por Raúl de la Soga…
  4. Hira trata de calmar a Susana del Hueco en su habitación…
  5. Hira lleva a Raúl de la Soga la última carta de Susana del Hueco…
  6. Susana del Hueco trata de suicidar su corazón…
  7. Hira va en busca de Raúl de la Soga para cuidar a Susana adel Hueco…
  8. Hira queda prendida con la actitud de Raúl de la Soga, preocupado con la situación de Susana del Hueco…
  9. Hira hace que Raúl de la Soga se enamore de ella y deje a Susana del Hueco…
  10. Raúl de la Soga se enamora de Hira y queda con la mensajera por siempre…


Hira es una joven de veinte años de cabellos y ojos como el café. Hira se atormenta cada vez que Raúl de la Soga le envía cartas a Susana del Hueco. Hira es la mensajera entre Raúl de la Soga y Susana del Hueco, haciendo de la paz un sólo tormento cuando en el alma de Hira es como una cruel tempestad. Hira lleva una vida marcada, trascendental, y muy inocua, pero, en el silencio inmutado de espantos llega cuando Hira está muy enamorada de Raúl de la Soga. Raúl de la Soga lleva cartas a Susana del Hueco escondidas del padre de ésta. Hira se atormenta cada vez que lleva las cartas hacia su destinataria que es la joven Susana del Hueco porque en realidad que se ha enamorado de Raúl de la Soga. Hira se ha enamorado de Raúl de la Soga cuando en el afán de llevar a esas cartas ellas en mitad del camino las lee de antemano para su destinataria Susana del Hueco. Las cartas de amor de Raúl de la Soga hacia Susana del Hueco son epístolas, por las cuales, se aferra a la idea en converger que el silencio automatizando a la idea de ver en el cielo un sólo amor de esos en que el cielo es todo sol. Susana del Hueco cuando lee las epístolas de Raúl de la Soga se concentra en caer en un sólo desmayo por ser la de esas jóvenes en creer en el instante en que se cuece de tormento frío la única vida aferrándose a la idea en caer sobre el cielo mojado de lluvia como esas lágrimas que corren por el rostro de Susana del Hueco. Hira en el combate de entregar esas cartas de amor sólo converge una sola mala idea de leer a esas cartas antes de ser entregadas como la mensajera hacia su destinataria llamada Susana del Hueco. Mientras que Hira lee las cartas en una esquina cerca de la mansión de Susana del Hueco, Hira es la muchacha más enamorada hacia las letras de amor de Raúl de la Soga en esas cartas de amor que son dirigidas en el nombre del amor a Susana del Hueco. Hira se siente como una flor o como una rosa sin espinas cuando siente que no hace daño con tan sólo leer las epístolas de Raúl de la Soga en contra de su propia voluntad, pero, la curiosidad la mata en leer esas cartas de amor, aunque, sean privadas y destinadas hacia Susana del Hueco. Hira envidia a Susana del Hueco cuando en el afán de creer en su alma muerta de espantos se cuece de delirios sosegados y que el alma de Hira está en decadencias. Hira se ve en la encrucijada de obtener de la razón una sola envidia llamando a su destino como ser una pobre mensajera del amor entre Raúl de la Soga y Susana del Hueco. Hira quedó como el dolor de la cabeza en ser una mensajera y nada más entre ambos enamorados de la vida y de su propio corazón. Cuando, de repente, Hira quedó como el recelo de la vida dejando cartas de amor bajo la puerta a Susana del Hueco siendo la pobre mensajera llena de amor entre ella y por Raúl de la Soga. La pobre mensajera se edificó el tormento de creer que su mundo no era igual al de los demás. Y Hira cree que el momento es inadecuado para el amor cuando Raúl de la Soga está enamorado de Susana del Hueco y no de Hira. Y sin saber de la verdad aún, la vida lleva a Hira hacia el universo o al firmamento exacto de creer que el universo es fantástico e irreal sin sospechar que es verdadero. Y Hira sospecha que el amor entre Raúl de la Soga y Susana del Hueco puede acabar de una forma u otra. Hira acaba de creer que el amor entre ella y Raúl de la Soga es imposible e inevitablemente muy oponente a sus deseos de amor. La pobre mensajera está muy enamorada de Raúl de la Soga cuando se atreve a edificar lo que encierra el temor de ser solamente una pobre mensajera del amor entre dos jóvenes la igual que ella. Hira se atormenta de razón incierta en la memoria en total locura cuando en el alma arden los celos por amor por el galán y el joven llamado Raúl de la Soga. Y Raúl de la Soga sin saber ni tan siquiera sospechar que Hira está profundamente enamorada de él. Hira se atreve a indentificar un sólo tormento en enfrascar la idea de amar a Raúl de la Soga a pesar de todo lo malo que pasaría si se sabe del amor entre ambos jóvenes entre un rico galán y una pobre mensajera.

Hira se atormenta cada vez que tiene que enviar las cartas a Susana del Hueco cuando es Raúl de la Soga quien envía esas cartas a la jovenzuela para poder enamorar más y más. Hira se lleva la manera más eficaz de un sólo tormento cuando se cuece el alma de una sola mala osadía en creer que su destino es frío como el gélido viento. Hira quedó como el dolor en ser la pobre mensajera de la vida, del amor y de la paz entre dos seres y entre dos jóvenes de la vida enamorados. Raúl de la Soga escribe cartas a Susana del Hueco y esas cartas son sinónimo del amor, de la paz y de la pasión indeleble entre dos amores que se aman. Hira y su alma quedó como el recelo de la pura verdad, porque cuando en el alma de la verdad quedó como el instante en que fue como los celos de la inocencia de Hira amando lo que jamás en el juego del amor entre dos seres que sí se aman en verdad, pero, aún, no lo saben. Hira quedó como el cielo lleno de gris tormenta cuando en el alma de la pobre mensajera quedó como el mal acometido de ver en el cielo un sólo desastre automatizando a la espera de creer que el amor es pasión, emoción e ilusión. Si Hira en el desastre de creer en la aventura de hacer del amor una aventura innata quedó como la pasión ardiente del desastre de un amor como nunca antes a favor de Raúl de la Soga. Raúl de la Soga le envía cartas de amor a Susana del Hueco y Hira entrega esas cartas como la pobre mensajera por debajo de la puerta y en su propia habitación. Porque cuando Raúl de la Soga cae en redención y en Hira se fue del alma su insistente corazón cuando el amor de ella fue imposible e inevitable su amor hacia Raúl de la Soga. Hira se siente como el suave delirio de sentir que en su corazón se debate un sólo amor como lo es Raúl de la Soga, pero, Raúl de la Soga sólo le envía cartas a Susana del Hueco y la pobre mensajera llamada Hira es la que le hace llegar cartas por debajo de la puerta de su habitación a Susana del Hueco. Mientras que Hira se ve en la encrucijada de tentar al corazón y se debate en una seria conmoción de exasperaciones cuando siente y presiente que Raúl de la Soga no ama a Hira. Hira cree que el amor no es para siempre cuando ocurre que el amor de Hira hacia Raúl de la Soga es incierto como el cielo con nubes grises. Hira cree que nunca hallará a alguien como amor y más como Raúl de la Soga. Raúl de la Soga es el remitente de esas lindas cartas que le envía a Susana del Hueco, cuando de repente, Hira lee una de las cartas destinadas a Susana del Hueco y más se enamora de Raúl de la Soga, pero, una pobre mensajera era sólo imposible tener un amor como el amor del joven Raúl de la Soga. Hira una pobre mujer mensajera se opone su corazón a amar a un hombre y a un amor imposible para ella. Hira sin saber más ni más sólo leyendo esas cartas de amor destinadas hacia Susana del Hueco sólo presiente que su corazón va a estallar de la emoción, porque cuando ama Hira ama para el resto de la vida. Si Hira en el desenlace fatal de la vida sólo cometió una fuerza en el recelo de la vida como si estuviera afrontando una sola mal debilidad. Si Raúl de la Soga quedó como el vaivén de entregar fortuna como la fuerza de ver a la luna en una noche de descanso para Hira como la pobre mensajera de amores en cada rincón del barrio o del pueblo. Hira se atormenta en fracasar el débil tormento de creer en la mala tempestad de su pobre corazón cuando se debate una forma de ver el cielo como la más terrible soledad y como el más débil de los momentos. Hira se enalteció de tal forma de creer en el altercado frío de creer que su mundo cae verticalmente como lo son sus lágrimas de amor y de dolor por el amor de Raúl de la Soga.

Mientras que Susana del Hueco llora exasperada por el único amor de Raúl de la Soga, amarrando y atrapando el amor de Raúl de la Soga y llora amargamente por su solo amor en el corazón. El corazón de Susana del Hueco llora insistentemente e inevitablemente cuando el amor no logra amar como nunca antes sólo por un envío de cartas de amor. Susana del Hueco derribó todo el amor en las cartas corta venas del dolor que ella sólo siente. Si Susana del Hueco es terriblemente acechada por muchos jóvenes, pero, a ninguno ama como a Raúl de la Soga. Susana del Hueco encerrada en su habitación llora insistentemente por el amor arraigado de Raúl de la Soga por no amar ni tener de frente a ella. Susana del Hueco sólo contempla a su razón y a su corazón amando en cartas como la costumbre que llevan en el amor por temor a la reacción del padre de Susana del Hueco. Susana del Hueco llora exasperada por tener el amor de su vida, la única pasión y el verdadero corazón amando como nunca antes. La vida de Susana del Hueco se convierte en un trance fastuoso e impetuoso en el tormento de creer que la vida atormenta como un suburbio en el mismo corazón sin importar que la razón piensa sólo en el amor de Raúl de la Soga. Susana del Hueco llora insistentemente por el verdadero amor de Raúl de la Soga como el único amor que lleva en su alma y en su corazón. La vida lleva a Susana del Hueco a presentir que la fuerza y el amor están sólo en su corazón amando como nunca a Raúl de la Soga. Susana del Hueco hace de la vida una insistencia en llorar por el amor y la entrega hacia Raúl de la Soga. La vida de Susana del Hueco hace que la verdad en su corazón y el amor son el propósito del llanto de Susana del Hueco desde la habitación en plena oscuridad por recibir las cartas de Raúl de la Soga. La vida de Susana del Hueco se debate en una gran sorpresa cuando su rumbo es llorar insistentemente por el amor de Raúl de la Soga cuando Susana del Hueco llora por esas cartas escritas por Raúl de la Soga. Susana del Hueco llora por el verdadero y único amor de Raúl de la Soga, cuando de repente, recibe una carta debajo de la puerta en la habitación oscura de Susana del Hueco por la pobre mensajera llamada Hira. Hira lleva mensajes de amor a Susana del Hueco de Raúl de la Soga. Raúl de la Soga comienza a enviar cartas insistentemente de amor a Susana del Hueco y ella llora indeleblemente por su amor. La vida de Susana del Hueco trasciende, trastoca, y transmuta hacia un pernicioso destino cuando en el afán de amar queda adolorida por el único y verdadero amor de Raúl de la Soga. Susana del Hueco en la oscura habitación se cuece de un alma devastadora, débil y muy trascendental cuando ama indecorosamente a Raúl de la Soga. La vida comienza a despilfarrar sentimientos, ilusiones, emociones y corazonadas en el corazón de Susana del Hueco llorando por el amor hacia Raúl de la Soga. La vida de Susana del Hueco quedó adolorida, abatida, llorosa y desconsolada por no tener el amor de Raúl de la Soga. Susana del Hueco realiza interferencias automatizadas en la espera por el amor de Raúl de la Soga esperando poder amar verdaderamente y no por cartas sin esas cartas de amor no hubiera podido enamorarse de ese amor imposible. Raúl de la Soga entristece de espanto cuando en el frío altercado se concentra en amar lo que encrudece de amores y llenos por cartas enviada através de Hira, la pobre mensajera. Hira enamorada de Raúl de la Soga calla el amor, suspende en el silencio y vuela en el cielo una magia trascendental de amar a Raúl de la Soga queriendo entrever el corazón con la verdad de su razón que ama a Raúl de la Soga por haber leído esas cartas dirigidas de amor hacia Susana del Hueco. La pobre mensajera de Hira se entristece por querer amar a Raúl de la Soga sin interponerse y afanarse Susana del Hueco. Hira quiere amar a Raúl de la Soga sin cartas subversivas de amor hacia otro amor. La vida de Susana del Hueco se convierte en un manantial de lágrimas cuando en el frío altercado se aferra al verdadero amor de su corazón de Raúl de la Soga. La vida de Susana del Hueco se entristece de un espanto nocturno cuando en el afán de creer que la vida atormenta cuando esas cartas de amor llegan a ser lo más triste para su corazón. 

Hira escuchando a las tristes lágrimas de Susana del Hueco en la oscura habitación se cuece de dolor y de amargamente llorando junto a Susana del Hueco las lágrimas de dolor por el amor del joven Raúl de la Soga. La vida de Hira atormenta con bifurcar la relación entre Raúl de la Soga y Susana del Hueco porque ella ama al joven. Hira consuela indeleblemente a Susana del Hueco por el amor de Raúl de la Soga queriendo sobrevivir con el amor y la pasión de Hira por Raúl de la Soga. La esencia y presencia de Hira como la pobre mensajera entre ésos dos jóvenes se cuece de un alma friolenta cuando tergiversa esas lágrimas de amor sin dolores, pero, con dolor en el alma eran así, llanto de dolor por el amor de Raúl de la Soga y ambas jóvenes lloran amargamente el dolor de un amor. Raúl de la Soga interviene en ambos corazones de las jóvenes sin saber ni sospechar que Hira lo ama. Cuando Hira lo ama indecorosamente cuando en el alma de Hira sabe una cosa que el silencio del amor es por amar lo que encrudece de tiempo y de un mal desenlace. Hira sabe que el deseo de amar se convierte en una sola razón de creer en el deseo de ver a esas lágrimas de dolor cuando Susana del Hueco llora indeleblemente por el amor de Raúl de la Soga. Susana del Hueco se siente tan delicada y tan suave como las frías sábanas de esa oscura habitación cuando Hira la desea consolar con esas lágrimas de dolor. Hira conlleva una sola razón cuando en el alma se siente como el sabor amargo de esas lágrimas de dolor. Hira desea consolar a Susana del Hueco, pero, en el afán de creer en el alma muerta de espantos se cuece de un sólo dolor cuando Hira se atormenta en consolar por un amor imposible, pero, inevitable. Hira decide consolar a Susana del Hueco, a pesar, de tener el corazón destrozado porque Hira ama también a Raúl de la Soga. Hira trata de consolar a la jovenzuela por no poder amar a Raúl de la Soga sino mediante cartas de amor. Hira desea consolar a Susana del Hueco como testigo de ese amor oculto que se dió solamente entre cartas desnudando el amor, la pasión y la vehemencia entre letras y palabras. Hira decide consolar a Susana del Hueco por un amor imposible, inevitable e intrascendente como lluvia que va mojando el corazón dentro de su propio pecho. Hira decide navegar en vez de naufragar en ese mar perdido del amor entre Raúl de la Soga y Susana del Hueco. Raúl de la Soga se atreve a desafiar a las cartas llenas de amor que él mismo escribe para Susana del Hueco cuando percibe que el amor entre ellos muere en un desastre ambigüo de creer que el amor es mortal. Raúl de la Soga logra destruir todo rencor, todo odio y todo dolor con tan sólo sin ser cobarde enfrentarse al padre de Susana del Hueco destronando toda voluntad del padre para poder amar verdaderamente a Susana del Hueco. La verdad que la vida atormenta cuando Raúl de la Soga decide enfrentar, al fin y al cabo, al padre de Susana del Hueco y ¿cómo lo logra?, pues, con el amor y la virtud del amor entre él y Susana del Hueco. La vida para ambos jóvenes se atreve a desafiar el tormento, el dolor y el amor en cada recelo de la vida atormentando la vida y la manera de creer que el juego de la vida es el amor puro entre dos jóvenes separados por el odio del padre de Susana del Hueco, por eso, es que Raúl de la Soga le escribe cartas de amor a Susana del Hueco y Hira es la pobre mensajera enamorada de Raúl de la Soga que le entrega cartas por debajo de la puerta a Susana del Hueco en su oscura habitación. Susana del Hueco enamorada, adolorida, llorosa y con pena va de rumbo a derramar lágrimas de amor y de dolor por el amor imposible e inevitable de Raúl de la Soga. La vida atormenta como fuerza espiritual entre el corazón y la razón en locura por el calor de un frío amor, por el cual, se atormenta naufragando entre mares perdidos de soledades inocuas. La vida para Susana del Hueco es llorar, llorar y llorar por el amor atrapado y atado de Raúl de la Soga cuando se atormenta más el alma de caer rendida sobre el alma, el cuerpo y el corazón de un joven rico y pudiente, pero, sin apenas llegar a enfrentar el amor. La vida de Susana del Hueco se aferra a la idea efímera más cordial en poder esperar a que la verdad aflore y que el hombre llamado Raúl de la Soga enfrente al padre de Susana del Hueco sin odio, sin rencor, sin frustraciones y sin fracaso. La verdad es que el amor compenetra hasta el fondo del corazón de Susana del Hueco, pero, la pobre mensajera que viene directamente desde el hogar de Raúl de la Soga a enviar cartas de amor a la muchacha se pierde leyendo cartas de amor destinadas a Susana del Hueco y Hira se enamora más y más de Raúl de la Soga. La vida atormenta con bifurcar la relación entre los dos jóvenes y todo por culpa de Hira que se ha enamorado de Raúl de la Soga. Hira sólo se enamoró de Raúl de la Soga cuando leyó las cartas de amor destinadas para Susana del Hueco sin a penas sospechar que Raúl de la Soga quizás también se enamore de ella. Si Hira va de costumbre a la mansión de Susana del Hueco a llevar las cartas de amor para la muchacha enamorada de Raúl de la Soga. Si Hira cada vez que lleva las cartas se atormenta más y más en enredar su amor con Raúl de la Soga cuando se atormenta la idea de creer en el alma como la verdad más candente de todos los tiempos cuando en el alma se siente como el suave delirio de creer en su exacto convenio en un enlace entre ambos jóvenes enamorados de la vida y más de su amor. 

Hira tratando de consolar a Susana del Hueco del llanto derramado por el amor imposible entre ambos jóvenes Susana del Hueco le envía la última carta de amor a Raúl de la Soga. Esa última carta le expresa un secreto, un pasillo por donde el amor puede edificarse más si él viene a ella y la visita por el pasillo secreto de la mansión. Hira no lee esa carta, pues, en el alma desértica de Hira no cree que Raúl de la Soga exponga su vida por visitar a Susana del Hueco. Hira le lleva la carta a prisa a Raúl de la Soga permitiendo borrar llanto, pena y dolores del corazón, pero, en el alma una sola luz que desciende sobre todo como la forma más eficaz de un sólo tormento y como flas de un sólo relámpago en el cielo se atormenta más y más el alma de Hira como la pobre mensajera de éstos jóvenes tan enamorados de la vida. Ésta última carta de Susana del Hueco le advierte a Raúl de la Soga que si no la visita por el pasillo se revelará la vida, el amor y la pasión oculta de esa oscura habitación en caer sobre el destino y el rumbo de una fija dirección que arrastra un sólo cometido frío en creer que Raúl de la Soga advierte que su destino es frío como el tormento de una tempestad. Raúl de la Soga recibe la carta por la pobre mensajera Hira cuando decide Raúl de la Soga visitar exponiendo su vida por el pasillo secreto de la mansión de Susana del Hueco junto a la pobre mensajera Hira para quedar en un pacto tan enamorados por ambos corazones. Hira y Raúl de la Soga se ven en la encrucijada de creer que el pasillo secreto envuelve de calor y de dolores a los jóvenes enamorados llamados Raúl de la Soga y Susana del Hueco. En el pasillo oscuro y muy tenebroso se ven Raúl de la Soga y Susana del Hueco dos jóvenes enamorados de la vida y del tormento frío de una piel sin sentido. Cuando ambos jóvenes se miran a los ojos ¿qué miran en sus ojos?..., pues, amor con una sola pasión desnuda y en una forma muy delicada de entregar el amor y la pasión con un beso y Hira se muere de celos incontrolables e indomables cuando sus labios se unen en señal por amor y por pasión indeleble. La razón se pierde y el amor se gana en el corazón y la pasión se desvive de temores inciertos cuando en el alma de Susana del Hueco y Raúl de la Soga le advierte al mundo, al tiempo y más al amor que Hira está en medio de dos amores jóvenes, pero, es tan siquiera la pobre mensajera de los dos jóvenes y tan enamorados de la vida. Hira se atormenta porque alguien los puede ver y no, no existe nadie en el pasillo secreto de la mansión cuando Raúl de la Soga y Susana del Hueco se aferra a la idea en querer más y más como la esencia de amar más y más lo que encierra el deseo de amar bajo ese oscuro pasillo de dos amantes que se miran a los ojos. Cuando en el alma de Hira se aferró a la vida y a la gran idea en converger que el tiempo estremece lo que el tiempo encrudece de espacio vacío y de tiempo inerte bajo el nombre del amor, pero, en el alma quedó un suspiro indudablemente lleno de amor y de pasión, porque cuando Raúl de la Soga escucha ese suspiros Hira le encanta la vida y la manera de ver se torna pesada y muy diferente. Raúl de la Soga se despide de Susana del Hueco con un beso apasionado, adolorido de amor y lleno de penas inocuas y sí se despide de Susana del Hueco dejando la marca trascendental de un pasillo como el secreto del amor entre ambos jóvenes. El pasillo secreto quedó como la órbita lunar atrapando lo que en celo se atormenta y se libera lejos de la poca realidad. Cuando Hira lleva lejos a Raúl de la Soga de ese pasillo secreto de la mansión es cuando arde el calor y el temor de ser como el calor o como la pasión indeleble del alma desierta y eficaz como el tormento frío. Y, en cada cual, el tormento frío no se detiene el frío ni la bondad nefasta en poder creer en el camino de ese pasillo secreto de la mansión cuando en el secreto decreta una sola verdad efímera de dar una sola insistencia autónoma en volver a verse en ese pasillo secreto. El pasillo secreto quedó en soledad, desolado y sosegado. Y Hira quedó como el tormento o como la era esperando a que el tiempo encrudece de espantos cuando el amor quedó como hoja al viento. Hira quedó como el aire sosegado o como el desastre en poder creer en el alma una sola insistencia automatizada de espanto cuando en el aire sospechó de un sólo amor verdadero de Hira con Raúl de la Soga.

Si entre Susana del Hueco y Raúl de la Soga después de ese frío encuentro se enaltece de álgidos momentos en que la vida y el amor se enfrascan de un sólo mal tormento. Hira se vio como nada más y nada menos como la pobre mensajera entre dos jóvenes enamorados, por el cual, se aferra a la idea de creer en el desierto fijo y tan friolero como el mismo tormento. Hira en el aire sosegado de espantos se vio entregada al amor y al suspiro que dio fríamente cuando Susana del Hueco y Raúl de la Soga se besan calurosamente en el pasillo secreto y ta oscuro como la misma tempestad. Hira se siente inmensamente enamorada de Raúl de la Soga cuando en el embate en poder creer que el amor es entrega, pasión, vehemencia y calor en el alma se siente como el deseo o como el inmenso calor de los días más venideros cuando en el alma quedó como la órbita lunar atrapando la ira sosegada de creer en el alma desierta en saber que el desierto friolero se siente como el desafío más coherente de un amor total que quedó entre el pasillo secreto y la vida de Hira. Hira quedó adolorida, pero, más depresiva quedó Susana del Hueco despidiendo el amor y la pasión del corazón, cuando sólo quiso Susana del Hueco suicidar a ese corazón enamorado de la vida, del amor y de la pasión indeleble entre ella y Raúl de la Soga. Susana del Hueco se vio atormentada y friolera por el descenso de ese amor en el pasillo secreto de la mansión de Susana del Hueco dejando una súbita muerte de espanto nocturno cuando en el ademán friolero se ve y Susana del Hueco si se siente en la encrucijada en suicidar a su débil corazón y tan enamorado de Raúl de la Soga. Cuando en el alma de Hira quedó atormentada de un sólo dolor en el alma quedó como el secreto en decreto de ese pasillo secreto en poder creer que la razón se convierte en locura cuando Susana del Hueco quiere suicidar a su sólo corazón y tan lleno de amor. Hira consuela a Susana del Hueco cuando ella sólo desea suicidar a ese corazón que ama con locura a Raúl de la Soga cuando sólo desea converger en el silencio una sola verdad. Hira sólo logra derribar la fría sensación en creer en el desastre del trance directo es consolar a Susana del Hueco cuando se aferra a la sola idea en creer en el decreto de ese pasillo en secreto por donde se ven Susana del Hueco y Raúl de la Soga. Cuando la vida de Hira es funesta, aciaga y muy triste cuando es la pobre mensajera que ama con celos incontrolables a Raúl de la Soga y es el que les envía las cartas de amor a Susana del Hueco, sí, es ese amor indeleble que ama Hira. Y Hira siendo la pobre mensajera en creer que el celo de la verdad se aferra a la idea más trascendental de todas las verdades más frías en seguir amando a Raúl de la Soga. Susana del Hueco queriendo suicidar a ese frío corazón lleno de amor hacia un amor imposible e inevitable de saber que el destino y el rumbo es como la misma perfección de caer rendida ante el amor de Raúl de la Soga. 

Hira va en busca de Raúl de la Soga cuando Susana del Hueco desea suicidar a ese triste corazón que ama descontroladamente a Raúl de la Soga. Susana del Hueco quedó como el mismo dolor o como la misma pena en abrir la rica sensación en el alma por suicidar a ese álgido corazón destronando la vida, el amor y la pasión en caer en el trance directo de la triste perfección. Hira va en busca del amor de Susana del Hueco cuando en el silencio fue en busca de la redención y de la conmoción más nefasta de la vida quedó Susana del Hueco con el frío dolor en el solo corazón. Hira va en busca de la pasión como el solo corazón que va como el desafío frío en querer amar lo que enreda de la vida y de la pasión cálida de Susana del Hueco y que es el verdadero amor llamado Raúl de la Soga. Mientras que el desastre en poder creer en la sola razón de un corazón abierto quedó Hira en busca de Raúl de la Soga para poder salvar la vida a Susana del Hueco. Hira quedó en busca de la triste realidad en encontrar el verdadero amor de Susana del Hueco para medir el amor, la pasión y la emoción del corazón en Raúl de la Soga. Hira va en busca de la sola verdad cuando ocurre el trance directo de la cruel verdad que Raúl de la Soga cree en el cielo mojado de lluvia cuando las lágrimas de Susana del Hueco son todo para su propio corazón. Si Hira va en busca de dolores y de pasiones exactas cuando en el alma de Hira va en busca del amor, de la pasión y del corazón tan enamorado. Hira sólo fracasa una sola cosa en el rumbo a seguir en busca de ese amor por salvar el amor de Susana del Hueco y es que Hira se enamora del rico joven, sí, en el amor y en la pasión por escribir aquellas cartas de amor hacia la jovenzuela. Raúl de la Soga quiso irrumpir en el desafío directo de la cabeza pensando sólo en la forma de enamorar a Susana del Hueco cuando ésta sólo quiere y desea suicidar a ese corazón enamorado. 

Raúl de la Soga queda inalterado con la terrible situación en poder creer en el mal rumbo que está tomando la frialdad de Susana del Hueco con el amor del joven enamorado de la muchacha. La joven suicida, sí, Susana del Hueco, derriba la certeza de creer que ese amor queda como el amor solo en el corazón fuera del alma, sí, como si fuera como el dolor en el alma fría de temores inciertos. Susana del Hueco sólo siente que su amor es pasajero como con el boleto ir lejos de la pura realidad cuando se atormenta la vida, la insistencia y el frívolo mundo de creer que el amor es imposible e inevitable para su propio corazón. Raúl de la Soga se preocupa en demasía e irremediable virtud en valimientos propios de su propio coraje del corazón a favor de Susana del Hueco. Susana del Hueco inmortaliza a su corazón de espera inesperada por la razón muerta de espantos cuando el amor va rumbo al suicido esperando edificar la certeza de esa aventura en una sola locura de amor por Raúl de la Soga. Susana del Hueco quedó con el corazón destrozado y con el alma muerta de un sólo espanto cuando decide suicidar a ese triste corazón por el sólo amor de Raúl de la Soga. Susana del Hueco, la jovenzuela está parca, decidida e irreverentemente derruir el alma y el corazón por amar con locura a Raúl de la Soga. La vida de Susana del Hueco queda adherida como imán sosteniendo la vida, el corazón y el amor en cada suspiro del alma cuando lo que desea la joven es suicidar a su corazón y Raúl de la Soga cuando sabe de la cruel y terrible situación que embarga a la joven enamorada de él se siente tan preocupado inanimado y muy adolorido porque no tiene escape, escapatoria ni salida para poder ver a la joven Susana del Hueco, a menos, que sea en el pasillo secreto de la mansión y es jugar con el alma, con el amor, la pasión y con el corazón lleno de amor. Hira nota la preocupación más indeleble, más inestable y más intrascendente cuando observa la conducta de Raúl de la Soga por el amor oculto en esa oscura habitación de Susana del Hueco. Susana del Hueco hiere profundamente a su corazón con el sólo amor de Raúl de la Soga porque ama indeleblemente a ése joven rico y pudiente en que sólo por cartas de amor recibe su pasión, pero, ella tiene un desafío y es reencontrarse con él en el pasillo secreto de la mansión sólo buscando del amor una salida, pero, todo es infructuoso porque hasta el pasillo está vigilado. Hira se convierte en la pobre mensajera de un amor para la historia, pues, en cada recelo de la vida, de la pasión y del amor se halla Hira en medio de la tribulación de dos jóvenes que se aman indecorosamente. La vida para Susana del Hueco se debate en una cálida relación en mantener la razón en la sola locura en poder creer en el destino superficial o artificial de un amor de esos dentro del corazón. Hira cree en la sola verdad que el deseo es converger lo que enreda el tiempo y el deseo de ver al cielo de gris tormenta cuando sólo queda el alma abierta en dolores tenues. Hira atormenta a su alma cuando observa que Raúl de la Soga se preocupa por la salud emocional de Susana del Hueco y Hira va enamorándose más y más de Raúl de la Soga cuando se petrifica la espera en esperar y lo que va a acontecer con la salud emocional de Susana del Hueco. La vida de Hira se atormenta de un dolor nefasto, de una pena adolorida y de una tristeza porque no puede revelar el amor que posee su corazón por Raúl de la Soga. Hira, la pobre mensajera, que lleva las cartas dirigidas y destinadas a Susana del Hueco en el camino lee esas cartas de amor y se enamora perdidamente más y más de Raúl de la Soga. La vida comienza a departir una fuerza en el alma porque se ama a fuerza de espada en contra la pared y ese es el amor de Susana del Hueco y de Hira por el amor de un sólo hombre llamado raúl de la Soga.

Hira quiere y desea enamorar a Raúl de la Soga. La pobre mensajera Hira desea que Raúl de la Soga se enamore perdidamente de ella y que deje a Susana del Hueco en paz. La vida de Hira quedó totalmente destruida, adolorida, con pena y sufrimiento cuando percibe que el amor de Raúl de la Soga es indeleblemente imposible de amar y que sea correspondido por él. Hira desea convertir a su razón en una locura tortura y que el amor de Hira sea recíproco con Raúl de la Soga, pero, en el amor y en el corazón no se manda sino que es por amor cumplido, deseado y amado por ambos jóvenes y Hira cree que por ser una mensajera pobre él no se fijará en ella. La vida para Hira se convierte en un trance perfecto en poder creer que el amor es tan real como esas cartas escritas llenas de amor de Raúl de la Soga hacia Susana del Hueco destronando todo pecado, toda tentación y toda bifurcación en una sola relación, pero, el perdón no logra llegar cuando Hira es como una hermana para Susana del Hueco. Hira desea enamorar a Raúl de la Soga en contra de la voluntad del propio muchacho cuando Hira lo que quieres es el amor eficaz, verdadero y tan real de Raúl de la Soga. Hira se atormenta frustrantemente que el amor sin ser recíproco cuando el alma y el corazón se enredan para poder observar que Raúl de la Soga está verdaderamente preocupado por la salud de Susana del Hueco porque Hira le cuenta a él que Susana del Hueco desea suicidar a su corazón por el amor de él. Hira observa que en su naturaleza quiere y desea enamorar a Raúl de la Soga y en contra de la voluntad se aferra el deseo vivo en querer amarrar la vida y la suerte en querer atrapar al amor de Raúl de la Soga, pero, Susana del Hueco se interpone en el camino entre el amor de Hira y de Raúl de la Soga. Susana del Hueco reaparece en escena cuando el escenario es amar indeleblemente a Raúl de la Soga, pero, ella no puede amar a Raúl de la Soga por odios, caprichos y rencores por parte del padre de Susana del Hueco en contra de Raúl de la Soga cuando sin permitir el verdadero amor surja y emane. Mientras tanto, Raúl de la Soga se va enamorando de la pobre mensajera cuando la mensajera posee una virtud, una candidez y una soltura para estremecer a cualquier corazón, cualidades, aptitudes y actitudes que le cualifican como la mujer más deseada por cualquier hombre, solamente, es su atuendo y su físico cambiar para bien y en eso está totalmente deacuerdo Raúl de la Soga. La vida de Susana del Hueco está en peligro de suicidar a su corazón porque no puede tener el amor de Raúl de la Soga en su regazo y en sus brazos. Susana del Hueco piensa que muriendo y suicidando su corazón podrá vengar a su amor, a su pasión y a la vehemencia que posee la muchacha por el amor de Raúl de la Soga en contra de su padre por el temor de ser devorada por el rencor y el odio de un padre que no acepta la decisión estipulada de su hija por el amor de Raúl de la Soga. La vida da un giro de 360º de vueltas por el mundo cuando la vida de Susana del Hueco está en peligro. Susana del Hueco muere en el acto por una herida oblicua de una incisión en su costado izquierdo al lado de su pecho y muere en el acto porque realmente deseó amar con pasión, con emoción y con ilusión amar lo que será un corazón lleno de bondad, de riqueza, de amor y de pasión, pero, la muchacha Susana del Hueco sin poder más que perder su vida por una incisión inducida por el capricho de suicidar a su corazón y todo por el amor de Raúl de la Soga amando como nunca a ése hombre y en la locura se perdió su única razón en aquella habitación oscura donde por debajo de la puerta recibió las cartas de amor más hermosas y llenas de pasión escritas por Raúl de la Soga. 

El camino quedó libremente libre, solo y en poder libertar la libertad de un nuevo amor. Hira lloró impetuosamente y adolorida la vida y la muerte de Susana del Hueco y en su pecho un dolor fuerte quedó y fue consolada por Raúl de la Soga siendo éste el culpable del amor de ésa muchacha cuando se suicidó en esa oscura habitación dejando en su pecho un dolor mal inconsecuente. Susana del Hueco dejó roto el corazón con esa incisión oblicua en su solo corazón haciendo morir en el acto a su vida y más a su cuerpo mortal. Hira llora desconsolada, pero, muy abrazada a su nuevo amor Raúl de la Soga y queriendo revivir el alma y el corazón de Susana del Hueco quedó así Hira. Hira se entregó al amor de Raúl de la Soga cuando por fin se ama verdaderamente cuando el alma y el corazón se entrelazan en un puro amor como en el mal tiempo, como una tempestad o como una tormenta sin fortuna y sin luna en el mismo cielo. Raúl de la Soga se enamora de Hira perdidamente cuando el alma y el corazón ya no escribe más cartas de amor cuando a Hira, Raúl de la Soga le escribe versos con sus propios labios en la piel de Hira y eso le gusta más a la pobre mensajera amar desde el interior de su corazón que haber sido la mensajera de un amor imposible e inevitablemente desafortunado. La pobre mensajera Hira ama indudablemente a Raúl de la Soga y es quien ama a Hira con el puro amor y la contemplación inocua de ser como el sabor de cada quien en su propia piel. Hira quiere y ama a Raúl de la Soga cuando ama con el dolor de una verdad trascendental y muy orgullosa que el hombre de su vida la ama con el calor en cada recelo de la pura verdad. La pobre mensajera Hira, ahora es el amor de Raúl de la Soga y él la ama con calor y con frío una contrariedad que no caduca en el alma. Y Hira es la mensajer, la que tiene y posee el amor en cartas que leyó de Raúl de la Soga y se enamoró más cuando él escribió nuevos versos, pero, en la piel de Hira como un laberinto perdido y muy trascendental y así fue que Hira leyó más cartas de amor pero, no escritas en papel sino en su propia piel como la mensajera enamorada de Raúl de la Soga.



FIN