Si los colores del crepúsculo
pudiera yo atrapar,
te los ofrecería como ramilletes
para poderte conquistar.
Si los días del amanecer
lograra yo trasladar,
te los entregaría
a manera de una rosa,
para que con alegría,
pudiera embelesarme
en tu besar de diosa.
Si a las luciérnagas
del firmamento
pudiera yo alcanzar,
te las traería relucientes
como bellos brillantes,
y sonreír en una eternidad
como nuevos amantes.
Amante he sido y he sabido
que a lo traído por Cupido
también se le conquista,
que no con ilusiones,
que no con promesas,
sino ofreciéndote
a ti, ¡mi amada!
lo único que tengo,
la esencia de mi ser.