Ya no traigo refranes por los pelos
ni busco ser un caballero andante;
me propongo encontrar en mis adentros
la paz que sólo viene en tu presencia.
Líbrame de ser sabio en mi opinión
y que mi mundo gire en torno al sol
de tu sabiduría y tu perdón
siendo lo más valioso de la vida.
Quiero reconocerte en mis caminos,
comprender que los pasos en mi andar
me llevan cada día a tu morada.
Las hojas del otoño se desprenden
y el tiempo se me va con toda prisa...
¡ Mas tu Palabra permanecerá!