Eres la chispa que rompe la noche,
un destello furtivo que todo desboca,
cuando el mundo se envuelve en su broche,
eres la luz que la sombra convoca.
Caminas despacio, dejando caminos,
que en silencio florecen donde tú pasas,
como un río que arrastra mil destinos,
dibujas vida en las almas que abrazas.
Te miro y el tiempo se queda dormido,
el caos se calma, la guerra se olvida,
tu voz es el eco que da sentido
al vacío que grita desde la vida.
Y si la penumbra quisiera alcanzarte,
yo sería escudo, sería tormenta,
pues en este mundo quiero quedarme
donde tu luz jamás se ausenta.
Que no exista sombra capaz de apagarte,
ni viento que arrastre tu llama sagrada,
porque en cada paso logras mostrarte
como el faro eterno que el alma aguarda.
Así, en el latir de cada jornada,
mi ser se rinde a tu esencia divina,
pues no hay oscuridad que no se quebranta
ante la fuerza que en tu ser germina.
Eres la chispa que rompe la noche,
un canto a la vida, una dulce antorcha,
el verso escondido en cada reproche,
el amor que mi corazón desbrocha.