MIGUEL CARLOS VILLAR

Encuentro a la deriva

 

 

 

 

Encuentro a la deriva

 

 

Rutilantes luces

se ahogan lentamente

en un mar en calma,

donde una danzarina luna

se baña en su quietud.

 

Cuando dejo mi barca a la deriva,

una leve brisa, casi un susurro,

acaricia nuestros cuerpos.

 

Ansioso de celebrar un encuentro

que el tiempo quiso aplazar

y que,

ahora se torna inevitable,

nos rendimos a un amour fou,

pasión indomable

que brota como un manantial,

alentada por este paradisíaco entorno.

 

La luna nos hace un guiño y

se oculta tras una nube,

cubriendo nuestros cuerpos

con un tul de privacidad,

fuera de miradas indiscretas.

 

En esta burbuja de tiempo,

el universo, furtivo testigo,

contempla nuestra incondicional entrega.

El mar…

musita su eterna canción.