A veces te observo
y en mi mente me digo
que ojalá toda la inteligencia
que tienes para formular
oraciones,
también la tuvieras
para no decirlas.
Aún puedo sostener cosas,
pero ya no el peso de otras personas.
Entre más quería el control,
más lo perdía.
Pero lo que sí te puedo asegurar
es que suelo recordarte con una sonrisa.
Algunas ocasiones, las palabras correctas no son palabras; son acciones.
Aprender a dejar
es encontrar mi luz.
En este momento no puedo decir que sí, pero tampoco que no.
En la consciencia quedan todas las verdades;
siempre preferiré enredarme en mis escritos
que enredarme en los tuyos.
Solo porque pudiera ser diferente,
no significa
que hubiera sido mejor.