El más perfecto amor vendrá a mi piel
como el que aviva el gozo de los ángeles.
Porque vendrá el amor con tal caricia
que será cisma a mi sentir humano.
Y manos dulces tocarán mi cara,
y aun han de sopesar mi corazón.
Una cálida voz me llevará
a impresiones que yo desconocía.
Y diré: ¿No ha de ponderar mi tacto
también la clara piel de quien me ama?