Donaguil

SÁBETE REY Y SEÑOR DE MIS POEMAS…

Mi dulce terrón de azúcar,

despiertas mis sueños dormidos

que se despabilan y se acicalan con tu mirar.

 

Mi príncipe de batallas inacabables,

surges triunfante con tu majestuosa estampa,

aun cuando las luchas son cruentas e inevitables.

 

Sábete Rey y Señor de mis poemas,

uno no elige a quien amar, sino es el corazón

que vuela y se posa donde se siente inspirado.

 

Así es el amor… inexplicable y extraño;

va hacia donde quiere, indómito es su actuar…

ya no hay resistencia, solo que fluya hay que dejar.