José Antonio Artés

VUELVE NUESTRO HIJO

La tarde se despereza en las calles de la ciudad.

La gente apura las compras bajo el aire frío,

y la luz de diciembre

refleja su melancolía sobre las ventanas.

 

Hoy el reloj se detiene.

El silencio, que sabe pronunciar tu ausencia,

se aparta del rincón donde nunca dejaste de estar.

Regresas.

Tu voz cruza el mar

como un puente entre esta casa y tu mundo.

 

Las palabras que utilizábamos en conversaciones viejas

vuelven a la mesa.

Tu risa, que parecía dormida en las fotos,

revive entre los grabados del mantel

y en los manjares que la mesa ofrece.

 

Ese mantel limpio.

Que tu madre guarda como un pañuelo blanco,

junto a las recetas con historias que saben a ti.

Yo me miro las manos

y en sus grietas descubro el invierno

donde empezó tu vida.

 

Navidad, esa herida que cierra con abrazos,

nos regala tu regreso.

El camino de baldosas hasta la puerta

te repite en cada paso,

y el frío se quiebra

cuando el eco de tus maletas se acerca.

 

Vuelves y contigo,

vuelve el amor por vivir.

 

José Antonio Artés