De los infinitos colores
tengo sólo uno
o dos
y con ellos pintaré el mundo.
No puedo tenerlos todos
porque son infinitos.
No puedo tener tres,
quizás con suerte conseguiría uno tercero
hacia el final de mis días,
pero el mundo me quedaría sin pintar.
En vez de ello,
estaría pintado con otros colores
que no serían los míos.
Así que me dedicaré a pintar.
Quiero pintarte a vos con mi color
y que me pintes con el tuyo
y que juntos pintemos nuestro mundo.