Ideología
Yo no soy de esos que esconden el clamor,
ni que doblegan el alma ante el peso del mundo.
Mis versos son brasas encendidas en la quietud,
mi voz, una bandera que desafía los vientos.
No soy esclavo de silencios impuestos,
ni del peso de certezas a medias.
Expreso lo que pienso como un estallido,
y sigo mis convicciones con pasos firmes.
Mi reflexión no es un abrigo que me cubre,
es la piel que respira, que siente, que late.
Es el pan que se comparte en la mesa de todos,
el canto que despierta a los que yacen dormidos.
Marcho con la frente alta,
con las manos abiertas al horizonte.
No sigo huellas ajenas,
mi trayecto es sólido y único,
una herida que duele, pero avanza.
No complico la vida de nadie,
no siembro discordias ni espinas.
Soy una llama que da calor sin consumir,
una guía para quien busca sentido en el caos.
No temo al juicio de quienes callan,
ni al desprecio de quienes se ocultan.
Mis principios no son molde de barro,
son roca esculpida por la justicia.
Ideología, te nombro sin miedo,
te defiendo en cada paso y aliento.
Eres mi norte en esta niebla espesa,
mi brújula en lo incierto, mi fe en lo humano.
Si el mundo me obliga a reprimir mis creencias,
alzaré la voz hasta romper sus cadenas.
Que mi mensaje sea martillo y semilla,
derribando lo injusto, sembrando esperanza.
No doblo los puños ante ídolos de mentira,
ni beso las manos de quien oprime.
Mi alma es autónoma, aunque el cuerpo se fatigue,
mi grito será el fuego que transforme lo inmóvil.
Cuando caiga la última hoja de mi árbol,
y el polvo reclame el trayecto recorrido,
que mi conciencia sea llama viva
en quienes aún sueñan con justicia.