Soledad, dulce soledad,
hermosa, preciosa,
mi amante en la oscuridad.
Nunca me deja ir,
siempre me abraza más y más.
Soledad, la única que me acompaña,
la única que en las noches me abraza.
Tan atenta a mi estado,
nunca deja de hablar,
no para de susurrar.
Qué ironía, encontrar compañía
en la soledad.
Querida soledad,
te quiero ser siempre fiel,
pero a veces me tientan ilusiones,
y pienso,
¿podríamos tener un pacto?
Tal vez, con ciertas condiciones,
podrías permitirme conocer
a alguien con quien ser
algo llamado \"pareja\".
En la soledad solo hay uno,
uno mismo,
uno como ninguno,
un inseguro, siempre dudando,
preguntándome si algún día
la volveré a tener:
aquella que tenía
antes de conocerte, soledad.
Eres tú, fulana,
a quien mi corazón envidia.
O tal vez envidio no tener más de ti.
Y así, me has dejado ir
con
la otra,
la eterna,
la llamada soledad.