Jean Amador

Poseída

Hay quienes son incendios en la piel,

pero agua en el alma;

saben desnudarte más allá del cuerpo,

leer tus sombras con las yemas de los dedos,

y desatar ese grito que guardas

en esos rincones de tu cuerpo

que ni tú misma conocías.

 

Ellos no sólo te tocan,

te atraviesan,

como una tormenta que arrasa

pero deja flores creciendo detrás.

Te hacen querer perderte,

caer en cada vértigo que sus manos prometen,

hasta que no quede nada de ti

que no sea suyo.

 

Son los que no preguntan,

porque ya saben la respuesta:

quieres ser descubierta,

rota y vuelta a armar,

quieres sentir que alguien entiende

la furia silenciosa que esconde tu deseo

y la calma violenta

de ser

completamente poseída