Euterpe Dalid

Vigilia de Nochebuena

Y de repente se renueva la vieja ilusión,

el viejo sueño de paz.

Heridas olvidadas abiertas,

son recordadas, y de súbito sanadas.

El brillo, la alegría infantil, se recuperan

la desesperación, la frustración, se olvidan.

Se olvidan los sueños,

Se olvidan los anhelos,

¿para qué soñar despierto cuando está lo perfecto?

Y se rompe la soledad, mi soledad.

No estoy sola, no más.

Celebraré

pues quiero agradecer, cantar, con júbilo pastoral,

que hay ¡Gloria a Dios en las alturas,

y en la tierra paz

entre los hombres de buena voluntad!