Te dije adiós, con el tonto de mi corazón agónizante,
muriendo sin querer morír por la despedida que llegaba
mientras tú te acercabas a la puerta con paso vacilante
mis ojos enardecían con la lluvía de fuego que me sofocaba.
Te dije adiós, y mi tonto corazón al ausente lloraba
preténdiendo que el amor tan sólo se esfúmara
borrando hasta la última caricia que en el colchon quedaba
queriendo quemar el cuento que esta historia narrara.
Te dije adiós, y mi tonto corazón por tí suspiraba
queriendo encontrar el pretexto, sacar agallas
para grítar a los cuatro vientos que aún te amaba
pero el amor no gríta cuando el dolor te calla.