El miedo y el dolor abruman, su frágil alma.
No es fácil, dejar atrás, toda una existencia.
Su pelea vital, se curtió de brega y de calma.
Hoy no admite, la ardua y obligada ausencia.
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Se lucha toda la vida, por plena estabilidad.
¡Aleluya! Esos sueños ya los había cumplido.
No fue fácil, la lucha y no hubo, cordialidad.
Fue su esfuerzo, todo lo que ha conseguido.
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Ha envejecido, en su lucha y, hoy depende.
Triste vida, la de ese viejo, incomprendido.
Él siente que hoy, su vida, de un hilo pende.
Sus hijos creen qué es, muy desagradecido.
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Colorario.-
¡La vida, en sus mil etapas, no es agradecida.
Soñadores somos los que, alargamos, la vida!