¨Gibosos menguantes¨
No somos otra cosa
que ¨gibosos menguantes¨,
sombras de un tiempo
que se desdibuja,
un eco del silencio que nos arrastra,
ansiosos de retornar
a esa niñez tantas veces añorada,
donde los idílicos momentos
de nuestra juventud
quisiera el alma recuperar.
Y, a la vez, espantar
esa imagen en el espejo,
renegar del cruel reflejo,
y no tener que afirmar,
como ya dijo un poeta,
que la juventud es un divino tesoro
que se va para no volver.
Hoy, los años
han tallado surcos y memorias,
y vemos al fin,
que somos
la suma de lo que fuimos.