“Hay senderos
que no sabemos si existen,
ni hacia donde conducen,
y que caminos se entrelazan,
a veces, nos enredamos,
a veces, no perdimos de las rutas,
pero los senderos
existen si nuestros pies
lo trazan al caminar.”
Empinas tus ojos
hacia el horizonte,
deja de ser un lugar
para convertirse en una mariposa
algo vive, algo ocurre,
el sendero deja de estar en tus manos
sino en una lejana oración.
¿Qué escriben tus dedos?
El desierto no tiene caminos
un territorio del viento,
un reptil serpentea
desde una postural con la paciencia
ancestral,
cada paso separaba algo de agua,
en el simple acto de caminar
construye su destino
¿Tendrá algo que ver con la muerte?
El joven, comprendió que su viaje
no era distinto a una serpiente,
o un escorpión, persistente, imperceptible,
abriendo senderos fugaces al caminar.
En la ciudad, las calles son violencia,
sin memoria, las gaviotas,
entre el smog, buscan un sendero azul.
Así algunos buscan y desaparecen…
El acto de caminar,
sus pies no dudaban,
los caminos están en las decisiones,
a veces, se encuentran
en el único lugar sin mapa,
tu espíritu…