José Fas Fonfría

SIN RUMBO Y ENAMORADO

Sin rumbo y enamorado

No tengo presteza alguna por llegar,
nadie hoy en día aguarda mi llegada,
nada importa el destino, ni donde arribar,
lo básico es seguir, sin hacer una parada,
caminar sin parar, sin pensar a qué lugar.

Durante el día… el sol me alumbra,
por la noche, la luna y las estrellas.
Si me obvian… ando por la penumbra,
me distraigo admirando las cosas bellas.

Por las calles, evito mostrarme a las gentes,
en el campo, admiro su originaria belleza.
Ando con mis contrariedades presentes,
que no me impiden extrañar la naturaleza.

De noche por la ciudad, admiro el vaporoso
alumbrar de las apáticas farolas callejeras…     
que me brindan todo lo triste y clamoroso
de mis desconsoladas sombras andaderas.
            
Ella, mi sombra, vaga en silencio junto a mí,
es mi más fiel consejera, apoya sin batallar…
cualquier decisión que yo malpensé, o temí,
el dialogar con ella… amortigua mi malestar.
     
Los contratiempos me provocan tropiezos
con los disimulados fantasmas callejeros,
resbalones, que por eternos, provocan rezos,
nada evita mis congojas y sollozos pasajeros.

Ando, vago, camino… para en ti, no pensar,
no lo logro, nada hace que corrija mi pasado.
Te asomas por todas partes sin descansar,
ando, camino, y deshago todo lo andado.

Tu angelical, modélica y majestuosa figura…
me sigue por todas partes sin descanso.
Lo que eterniza mi pesar y mi amargura,
por tus perdidos besos y ansiado remanso.

Mis archivados y extensos recuerdos
corren y saltan por mi cansada cabeza,
ventilando mis pensamientos cuerdos…
de volver a amarte con ficticia fortaleza.

De venerar tu amor perdido y deseado,
de compartir contigo mi alma fatigada,
de tenerte persistentemente a mi lado;
tortura esta que me tiene la vida amargada.

Eras la estrella que iluminaba mis deseos,
eras la fuente donde bebía mi amor diario,
eras el río donde mi futuro hacía jubileos,
y eras el rocío que allanaba mi calvario.

Fuiste el aroma de mi sensible olfato,
fuiste la fragancia que yo respiraba,
fuiste la luz que deseaba a cada rato,
fuiste la mujer que invariable anhelaba.

Vuelve amor mío, vuelve sin demora,
o dime dónde estás y corro a buscarte.
Quiero recuperarte amor, en buena hora,
tengo ida la cabeza por tanto desearte.

Las fuerzas no responden, ya me flaquean,
no se ya quién soy, ni sé por qué lugar voy,
mis apenados sentimientos gimen, lloriquean,
en esta triste vida, una sombra errante soy.